Oh Madre mía, María de Candelaria.
Yo quiero de todo corazón y
muy íntimamente entregarme a Voz,
hasta el último instante de mi vida
y ultima palpitación de mi corazón.
Y en aquel ultimo minuto
de mi paso por este destierro
quiero amaros y abrazaros,
un sin numero de veces.
Y como entonces no estará
en disposición mi miserable cuerpo
para hacerlo,
desde hoy deseo lo empieces a recibir
de mi pobre alma y corazón
durante todos los días
que me queden en esta vida
para que me obtengáis,
un gran desprendimiento
de la tierra y de mi mismo.
y en mi muerte,
el que yo pueda veros
María de la Candelaria
y, a mi lado antes de dejar este mundo.
y que alejes al demonio
de mi lecho mortuorio.
No os olvidéis.
Os prometo recordar
esta Consagración
todos los días de mi vida;
pido se lo digáis a Jesús
para que la ratifique y me conceda
la gracia final y el morir en vuestros brazos.
Oh dulce y tierna Madre mía,
María de la Candelaria
Tres Ave María y una Salve
A.M.D.G.ET.S.V.M.
Nota: Los Excmo. Y Rvdmos. Obispos de
Tenerlle, Grag Albino y Domingo Peréz Cáceres, han concedido 100 días de
indulgencia cada uno, por cada vez se se recitare esta Consagración.
Imp.
G. Serna-Tie.
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